jueves, 14 de mayo de 2009

IMPACTOS AMBIENTALES DE ECUADOR





Los principales impactos ambientales del Ecuador se dan por el derrame de petróleo, tala de bosques, contaminación de ríos, entre otros. A continuación mencionamos algunos ejemplos:


TALA DE BOSQUES EN ESMERALDAS


Un promedio de 300 grandes árboles se talan cada día en la provincia de Esmeraldas, indican datos proporcionados por ambientalistas, empresas madereras y delegados del Ministerio del Ambiente en esa provincia.


Pese a que la extracción de madera en este sector viene de hace décadas, la situación provoca alarma pues, según el Colegio de Ingenieros Forestales de Pichincha, Ecuador es el primer país que más se deforesta en Sudamérica.


En Esmeraldas, según estimativos de ecologistas y del Ministerio del Ambiente, cada mes se extraen unos 35.000 m³ de madera, lo que equivale a 9.000 grandes árboles talados. A eso se suma la explotación ilegal de comuneros y madereros particulares, cuya cifra se desconoce. De esta provincia sale la mitad de los 750.000 m de madera proveniente de bosque primario que se moviliza en el país durante el año.




Datos del Ministerio del Ambiente refieren que un censo forestal de 1966 determinó que en Esmeraldas existían 1,5 millones de hectáreas de bosques nativos. Hoy, 38 años más tarde, se estima que han talado 1,3 millones.


La acometida al bosque se da por varios frentes, en jurisdicciones de los cantones Quinindé, San Lorenzo, Eloy Alfaro y Limones. En estos días, la mayor cantidad de madera sale de una zona aledaña al río Mataje, fronterizo con Colombia, como Guadualito, El Pan, Minas Viejas; también, de Los Ajos y otras comunidades del occidente de Borbón. Las tardes y noches, en San Francisco, km 25 de la vía San Lorenzo-Ibarra, se concentran decenas de tráilers a la espera de la carga.
Por la Ibarra-San Lorenzo salen hasta 30 tráilers por día. Cada automotor lleva unos 40 m³ de madera en trozas, lo que representa entre ocho y diez árboles talados. En esta carretera, el único control que existe es de la Policía, en el sector Lita (Imbabura). Estos carros llevan madera rolliza, como sande, cuero de sapo, cuánguare, chalviande, para la industria de aglomerados, que exportan a Estados Unidos, Europa y Japón, especialmente.


DEFORESTACIÓN EN LA AMAZONÍA


Hace algunos meses se había conocido otra noticia alarmante para la Amazonía ecuatoriana: el delfín rosado, una de las especies más raras de la región, corre peligro de extinción.


La bióloga Judith Denkinger, especialista en delfines rosados, señaló que estos podrían desaparecer si no para la deforestación y la contaminación de las aguas de los ríos Cuyabeno, Aguarico, Lagarto y otros en los que estos acostumbran a cobijarse.


En 1993 un derrame de petróleo en Shushufindi contaminó el río Aguarico y produjo la muerte de decenas de delfines, reduciendo la cantidad de ejemplares de esta especie. En estos seis años, otros derrames y la deforestación provocaron la desaparición de más cetáceos, colocándolos al borde de la extinción. Los delfines que pudieron sobrevivir a la contaminación continua se refugiaron en ríos y lagos más vírgenes, ubicados en la frontera entre Perú y Ecuador, donde la bióloga Judith Denkinger instaló su observatorio para estudiar su comportamiento.


Con la firma de la paz entre los dos países se anuncia un mayor desarrollo de la industria carburífera en la zona, extendiendo la amenaza de contaminación petrolera al último reducto del delfín rosado.


Denkinger dice que si no se para la deforestación y la contaminación petrolífera de los ríos, desaparecerá una especie única en el mundo. ''Sólo quedará la leyenda indígena según la cual los delfines rosados se transforman en hombre o mujer para encontrar su pareja en las comunidades ribereñas, y cuando la encuentran, regresan con ella al río, donde los dos vuelven a ser delfines'', comenta la bióloga.


Una medida importante


Dentro de la preocupación de estos informes, en enero surgió un hecho alentador: el gobierno ecuatoriano prohibió la extracción de crudo en 135.000 hectáreas de bosque húmedo tropical, perteneciente a las reservas de Cuyabeno y Yasuní. Las dos áreas están ubicadas en el Nororiente del país, en las provincias de Sucumbíos, Orellana y Pastaza.
Estas zonas, declaradas por la UNESCO como reservas de biosfera, son consideradas frágiles porque, además de la biodiversidad, está en peligro la propia supervivencia de las nacionalidades que viven en ellas: quichua, siona y cofán, en Cuyabeno, y tagaeri y taromenae, en el Yasuní.
Voceros de Acción Ecológica aseguraron que es necesario extender el decreto a otras zonas en riesgo pero, además, hacerlo cumplir. ''Sólo el tiempo puede mostrar si la medida está siendo respetada'', señalaron. OEI.

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